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Segundo López llega a Madrid desde su pueblo extremeño y hace amistad con un golfillo apodado "El Chirri".
GÉNERO: Drama,Marginación,Sainete
Segundo López, aventurero urbano (Ana Mariscal, 1952)
Ana Mariscal y su marido, el operador Valentín Javier, constituyeron la productora Bosco Films en 1952. En su seno, dirigiría la actriz diez largometrajes a lo largo de década y media. El primero de ellos fue Segundo López, aventurero urbano.
Aunque su adscripción neorrealista ha generado cierta polémica, hay en esta cinta, costumbrista o picaresca, varios elementos definitorios del neorrealismo canónico, como el trabajo en exteriores y localizaciones naturales, la utilización de intérpretes no profesionales. Entre estos, los dos protagonistas. Segundo López, el extremeño titular que viaja a Madrid sin otro propósito que conocer mundo y malbaratar la herencia de su madre es Severiano Población, un cacereño de profesión contratista de obras. “El Chirri”, un colillero aprendiz de delincuente al que adopta como secretario, Martín Ramírez, aprendiz en la en un taller de mecánica.
Sobre la relación entre ambos se construyen los episodios que constituyen el argumento. Hay personajes y situaciones recurrentes pero la estructura episódica viene dictada, antes que por los mil oficios que la pareja debe ejercer para sobrevivir, por la lógica del relato picaresco. Ésta nunca es causal ni lineal. Las acciones de Segundo López y “El Chirri” tienen consecuencias, pero sólo momentáneas. Llegados al punto de no retorno, no por la maldad de las gentes con las que se han cruzado, sino porque la muerte ha trazado una raya en el camino, Segundo López decide volver al lugar del que vino. A “El Chirri” le da igual un sitio que otro. Irá donde diga su jefe, sin pensar en si hay mañana.
El plano de las siluetas enchisteradas de ambos alejándose contra el perfil goyesco de Madrid sobre el que aparece la palabra “fin” es de nuevo explícito en cuanto a la filiación neorrealista de la película, puesto que aúna en cierto modo los cierres de Ladri di biciclette (Ladrón de bicicletas, Vittorio De Sica, 1948) y Miracolo a Milano (Milagro en Milán, Vittorio De Sica, 1950); vale decir, el reencuentro entre el niño y el adulto y la posibilidad de un mundo en el que exista las bondad. Ambos apuntes pueden proceder de Charles Chaplin y René Clair, indudablemente, pero De Sica y Zavattini son quienes han conseguido aquilatar el sentido de ambos discursos y darles coherencia en el contexto de una posguerra.
Segundo López, aventurero urbano, rodada más de una década después de finalizada la Guerra Civil, sigue mostrando las heridas abiertas en los descampados y en los barrios bajos, la miseria sin edulcorantes, como en la escena en la que unos arrapiezos descalzos se ganan unas monedas bailando flamenco en una taberna. No es un mundo grato y el mostrarlo le valió a Ana Mariscal una pobre calificación oficial y la negativa de los distribuidores a hacerse cargo de la película, de modo que también tuvo que encargarse ella misma de dicho cometido.