Los derechos de la mujer (1963)

Los derechos de la mujer (José Luis Sáenz de Heredia, 1963)

Pensaba uno que el nadir de la carrera de Sáenz de Heredia había sido su última película, la coyuntural Solo ante el setreaking (1975), pero resulta que a ésta tiene una seria competidora en Los derechos de la mujer. Se trata de una adaptación de la comedia homónima de Alfonso Paso a la que Concha Velasco y Germán Cobos le dieron más de quinientas representaciones en el Teatro-Club Recoletos de Madrid. El éxito propició la versión cinematográfica escrita por el propio Sáenz de Heredia y Antonio Vich, en la que, si bien se airean algunas situaciones indicadas en la comedia -la iglesia donde se celebra la boda, la sala de la Audiencia, el café Gijón donde la mujer le cuenta su plan al pasante o la persecución final por carretera-, se mantiene intacto un esquema de la sumisión de la mujer al hombre que hoy en día causa sonrojo. Probablemente entonces también.

Los chistes de la suegra (Amelia de la Torre) sobre la homsexualidad del marido (Javier Armet), la histérica interpretación de Mara Cruz como la mujer abocada a la renuncia y el sometimiento y su conversación con la prostituta (Lina Canalejas) que debe cooperar para probar un adulterio que ponga fin al matrimonio, carecen de gracia y Sáenz de Heredia no hace el más mínimo esfuerzo por agilizar, al menos, las situaciones. La interpretación física de López Vázquez y algún retruécano -"Voy a pillarle en adulterio in fraganti", proclama la mujer; a lo que responde la pilingui: "Y yo soy el in fraganti"- resultan insuficientes para salvar el conjunto del naufragio.