Pecados conyugales (1968)

Pecados conyugales (José María Forqué, 1968)

No debió ir mal la relación de Forqué con Alonso Millán, porque nada más terminar La vil seducción se mete en la adaptación de otra obra suya. En este caso, se trata de tres actos autónomos con esquema de alta comedia, tragedia grotesca y sainete. En los tres géneros esta versado Forqué y en Italia se están haciendo este tipo de películas de episodios con razonable éxito de público, así que, con este modelo en mente, se embarca en la realización de esta cinta en la que abundan los papeles de lucimiento para un elenco amplio.

El primer episodio es el que iba en los escenarios situado en último lugar. Se trata de una alta comedia que en el teatro se titulaba “Torremolinos” y ahora toma el nombre de “La duda”. Una mujer frívola a más no poder (Analía Gadé) toma como amante a un auténtico apolo (Arturo Fernández) al que pretende compatibilizar con su marido (José Luis López Vázquez), al que no quiere renunciar porque es el que aporta seguridad económica y prestigio social al matrimonio.

“La ambición” muestra como una mujer (Esperanza Roy) termina convenciendo a su marido (Juanjo Menéndez) de que se queme a lo bonzo para reclamar un ascenso para obtener un ascenso en el taller fallero en el que trabaja.

“Los celos” es un sainete ambientado entre basureros. Uno de ellos (Manolo Gómez Bur) está empeñado en que su mujer (Julita Martínez) le engaña con un inválido que la lleva de excursión en su cochecito con motor (Zori).