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Don Diego invita a la cantaora Lola y a su guitarrista Heredia a que canten en su cortijo. Pero José Luis, el hijo de don Diego, se interesa también por la mujer.
GÉNERO: Adaptación Literaria,Música
La Lola se va a los puertos (Josefina Molina, 1993)
Todo es nuevo y flamante en esta versión del drama en verso de los hermanos Machado. La acción se traslada de 1860 al momento de estreno de la obra, buscando el enlace entre la Exposición Universal de 1992 y la Iberoamericana de 1929, sobre cuyo cartel –nuevo y falamante- se inscriben los títulos de crédito mientras Rocío Jurado entona la copla: “La Lola se va a los puertos, la Isla se queda sola”.
El argumento sigue el drama en lo esencial. Lola es el vértice de tres modos de entender el amor: el platónico del guitarrista Heredia (José Sancho), el posesivo del terrateniente don Diego (Paco Rabal) y el inflamado del joven José Luis (Jesús Cisneros). Querían los Machado que, como encarnación del cante, Lola no fuera de ninguno de ellos y siga adelante por la vida en compañía del tocaor.
Josefina Molina se propone humanizar el argumento, contextualizar la historia, reivindicar el cante y hacer profesión de fe de andalucismo. Se vale para ello de la inclusión en el relato de figuras emblemáticas como Federico García Lorca o Blas Infante, cuyo “Himno de Andalucía” entona Lola en versión más que sentida. Sin embargo, las reivindicaciones campesinas, el planteamiento de los conflictos en términos de lucha de clases y la reformulación en clave feminista del personaje principal casa mal con una producción de Luis Sanz en el entorno de las adaptaciones literarias de prestigio promovidas por la administración desde la Ley Miró. Si acaso, el punto de confluencia de todos estos vectores divergentes sea la figura de Rocío Jurado, alrededor de la cual se construye todo lo demás. De este modo, la relectura en clave que parece favorecer esta versión en su penúltima escena -Lola ya no sería la encarnación de la copla, sino el símbolo de la dignidad del pueblo andaluz frente al caciquismo- queda en entredicho en la secuencia final, que la muestra triunfando en los escenarios de Argentina en 1931, año en el que en España se proclama la II República.