Murió hace quince años (1954)

Murió hace quince años (Rafael Gil, 1954)

Goeritz (Gerard Tichy), jefe de los servicios secretos soviéticos, encarga a Diego Acuña (Francisco Rabal) que regrese a España para neutralizar a su padre (Rafael Rivlles), empeñado en la lucha contra la infiltración comunista en la sociedad española. Diego es la persona idónea. Salió de Bilbao en 1937 como tantos otros "niños de Rusia" y ha sido educado en el marxismo, lo que en el ciclo anticomunista en el que están inmersos durante este periodo Rafael Gil y Vicente Escrivá para Aspa P.C. equivale a delación, sacrilegio, impiedad y renuncia a la familia.

El exitoso drama de José Antonio Giménez-Arnau pasa a la pantalla con limpieza escénica, alterando las escenas dialogadas que soportan el mensaje dramático con los encuentros clandestinos en lugares emblemáticos de la provincia de Madrid como el Museo de Ciencias Naturales, el Monasterio del Escorial o el encuentro final en la noche de los barrios bajos. Gil sutura ambos modos -con la colaboración de Enrique Alarcón en la dirección de arte y de Alfredo Fraile en la fotografía- mediante la utilización sistemática de grandes angulares y posiciones de cámara bajas, recurriendo a una puesta en escena que privilegia la profundidad de campo. Así, en las escenas domésticas, el retrato de la madre ausente, presidirá todas las comidas familiares. En la resolución la influencia de The Third Man (El tercer hombre, Carol Reed, 1949) es patente.

La llegada de Diego a España hace colisionar dos mundos opuestos: familia y partido, religión y disciplina, amor puro y profano. Éste último aspecto se encarna en dos mujeres: su prima Mónica (Lyla Rocco) y la militante Irina (Maria Piazzai).