Viagem ao princípio do mundo (1997)

Viagem ao princípio do mundo (Manoel de Oliveira, 1997)

Manoel (Marcello Mastroianni, al que la película está dedicada), como el director, es un director de cine, como Oliveira, que va a rodar en el norte de Portugal una coproducción franco-lusa, como Viagem ao princípio do mundo.

La primera parte de la película intenta restituir el mundo perdido de la infancia y la adolescencia a partir de la palabra. Manoel relata a sus compañeros de viaje su niñez entre el Duero y el Miño, su estricta educación en un colegio de jesuitas, los primeros amores en compañía de su hermano mayor en un hotel ahora en ruinas.

Entre parada y parada, largas conversaciones en el coche sobre el sentimiento de la "saudade", sobre la vejez y el amor, sobre la guerra en los Balcanes, sobre lo divino y lo humano, en fin. La cámara, colocada en la trasera del coche, puntúa los birlibirloques dialécticos mostrándonos el camino que vamos dejando atrás.

De pronto, se produce una trasferencia en el relato. El tiempo que recuerda el director y el que vivió el padre de Afonso (Jean-Yves Gautier), el actor que va a interpretar el actor antes de tener que emigrar y vivir la Guerra Civil Española y la II Guerra Mundial en Francia, aquel Portugal, no tienen nada que ver. La infancia de Manoel fue dichosa, la del padre de Afonso estuvo marcada por el hambre y la miseria.

La visita a la tía Maria (Isabel de Castro), durante la que Afonso pretende recuperar el pasado, articula el tramo final de la película. Se trata de un encuentro que, al contrario de la primera parte, está más allá de las palabras porque Afonso sólo habla francés y su tía sólo comprende el portugués. El aislamiento del Portugal rural, la extinción de una forma de vida, suponen para los miembros del equipo y para Afonso en particular un viaje al principio del mundo.