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Finalizada la Guerra Civil, un policía debe investigar el asesinato de unos hombres que ejercieron el quintacolumnismo durante la contienda. Inmediatamente se sentirá atraído por la hija de la familia en cuya casa estaban emboscados.
Tu nombre envenena mis sueños (Pilar Miró, 1996)
En su última película, Pilar Miró intenta repetir la jugada de Beltenebros (1991): adaptación literaria, intriga criminal, las heridas abiertas de la Guerra Civil en la sociedad aparentemente aletargada de la España de la posguerra... La excusa argumental, tomada de la novela homónima de Joaquín Leguina, arranca con las sospechas por parte de los agentes Barciela y Valduque (Carmelo Gómez y Ángel de Andrés López) de que un hombre adicto al régimen cuyo cadáver ha aparecido en el parque del Retiro no se ha suicidado, como se ha intentado que pareciera. Él y otros correligionarios estuvieron emboscados durante la guerra en casa del ingeniero Buendía (Miguel Palenzuela). De este modo, Barciela entra en contacto con su hija Julia (Emma Suárez), con la que termina estbleciendo una apasionada relación amorosa, a pesar de que ella estuvo enamorada durante la guerra de un miliciano (Toni Cantó), asesinado después de que ella le informara de que los quintacolumnistas que se dedican a ametrallar por las noches los cafés en los que se divierten los combatientes de permiso son los hombres refugiados en casa de su padre.
Como si no confiaran en la solidez de la intriga criminal, Pilar Miró, Ricardo Franco y Ángeles González Sinde, que no aparece acreditada, organizan un entretejido de saltos adelante y atrás en tres tiempos: el entierro del ingeniero a principios de la década de los cincuenta, los años de la II Guerra Mundial, cuando tienen lugar los asesinatos, y el periodo bélico en el que todo esto tuvo su germen. Lejos de robustecer la línea dramática, este mecanismo termina resultando un tanto cansino tanto por su carcácter aleatorio como por el desplazamiento del punto de vista narrativo que comporta. Y es en esa indefinición donde la cinta pierde la partida con su propio planteamiento industrial.