índice del sitio
Inicio | Películas contadas | Perfiles | Canon | Blog | Sobre DQVlapeli | Contacto | Política de la comunidad | Aviso legal© 2023 Dequevalapeli.com
Triángulo sentimental entre la gitana Trinidad, su esposo el fiscal Enrique Baena y María Dolores, mujer de un financiero sin escrúpulos.
GÉNERO: Comedia,Música
Gracia y Justicia (Julián Torremocha, 1940)
Resulta imposible realizar una valoración cinematógrafica de Gracia y Justicia porque carece de cualquier valor. Es posible que en su día los espectadores encontraran algo de gracia en los diálogos transplantados a la pantalla de la comedia de Antonio Quintero y Pascual Guillén que se había hecho centenaria en el escenario del Reina Victoria interpretada por Tina Gascó y Fernando Granada. Hoy es imposible verla por ningún sitio. Imperio Argentina, Miguel Ligero y Manuel Luna habían protagonzado Morena Clara (Florián Rey, 1936) -de la que esta comedia es secuela- antes de la Guerra Civil y la cinta se proyectó con éxito en ambos bandos. Mary Santamaría, Mario Gabarrón y Roberto Font carecen del carisma de sus antecesores y Julián Torremocha no le llega a la suela del zapato a Florián Rey, todo sea dicho.
El argumento presenta a la gitana Trini (Santamaría) y al abogado Enrique Baena (Gabarrón), ya casados y con un niño (Juan Luis) que ha heredado el salero de su madre y ciertas habilidades delictivas que al parecer son congénitas en la raza calé. La pareja es conocida en Sevilla como "gracia y justicia". Miranda (Salvador Soler Mari) es un empresario que crea y derriba gobiernos. Su mujer (Isa del Mar), encaprichada del abogado, quiere que éste le lleve ante los triubunales el divorcio de Miranda. Para demostrar que no ha perdido sus poderes gitanos, Trini le pide a la esposa que consiga que su marido sea nombrado ministro de Gracia y Justicia, cosa que el todopodreroso empresario logra de un día para otro con tal de satisfacer el capricho de su mujer. Pero al llegar al ministerio lo primero que hace Baena es empapelar a Miranda, contra el que posee pruebas irrefutables. Trini está convencida de que quiere quitarse de en medio a un rival para lazarse al asedio de la coqueta.
La gracia está entonces en la sátira de la corrupción imperante, al parecer, durante la II República -la alusión al caso del estraperlo y a la caída de Alejandro Lerroux es diáfana- y en algunas alusiones al adulterio y al divorcio que, por otra parte, nunca hacen acto de presencia en la pantalla porque los personajes, por canallas que sean, siempre resultan catoliquísimos y la fidelidad conyugal está por encima de cualquier desavenencia. Por mucho que la acción se sitúe antes de la contienda, estamos en el nacional-católico 1940. Por eso resulta aún más perturbadora la imagen de la paya con mantilla y crucifijo en el pecho besando a la gitana en una imagen que el diálogo identifica con el beso de Judas a Jesucristo en el huerto de Getsemaní, pero que en la práctica tiene todas las trazas de ser una demostración de amor lésbico.