Graciela (1956)

Graciela (Leopoldo Torre Nilsson, 1956)

Adaptación de la novela Nada, de Carmen Laforet, cuyo ambiente desquiciado traslada Torre Nilsson a la pantalla mediante encuadres desestabilizados y una dirección de actores que potencia el histrionismo de la familia frente a la ingenuidad de Graciela / Andrea (Elsa Danieli).

Por lo demás, la elección de Lautaro Murúa para encarnar al tío Ramón / Román resalta la cualidad de galán seductor del personaje, pero atenúa las zonas sombrías que son su esencia, convirtiéndolo en una especie de héroe romántico al modo germánico. La tentadora Ena pierde también ambigüedad en la caracterización vampiresil de Susana Campos. Alba Múgica confiere a la tía Angustias un carácter de figura de relato gótico que ya está en la novela original.

Además, la acción se traslada de Barcelona a Buenos Aires, con lo que se pierden las referencias a la Guerra Civil que constituían el sustrato de la descomposición familiar, pero a cambio se mantiene el suicidio de uno de los personajes que en la versión de Edgar Neville y Conchita Montes hubo de ser sustituido por un accidente, dado que el suicidio no procedía en la España nacional-católica de 1947. Una representación teatral universitaria actúa como relato dentro del relato y sirve de trampolín al final -"Dicen que quien vive sin amor, no vive"-, que juega a la convención del happy end, de modo que aquella muerte se cargue de sentido.