Juzgado permanente (1953)

Juzgado permanente (Joaquín Luis Romero Marchent, 1953)

Amparo (Elvira Quintillá), su hermano Javier (Rafael Romero Marchent) y su novio Germán (Julio Riscal) investigan la muerte accidental de Rafael Sanchis (José María Rodero). Cuando se comete un atraco en la fábrica en la que trabajaba, sus sospechas se acentúan. El coche del accidente podría ser el que le fue robado al propietario de una empresa cuya secretaria, Victoria (Marisa de Leza) es la novia de Sanchis, que ha utilizado la estratgema de fingir su propia muerte para poder abrir la caja fuerte sin despertar sospechas. Tomás (Rafael Luis Calvo), el jefe de la banda de atracadores, utiliza a Victoria como gancho para intentar asesinar a Javier.

El operador Federico G. Larraya, el montador Antonio Isasi, el ayudante de dirección Francisco Pérez-Dolz,  o el decorador Juan Alberto Soler-, provienen del desmantelamiento de Emisora Films, así que no es raro encontrar más de un punto de contacto con Apartado de Correos 1001 (Julio Salvador, 1950). La diferencia esencial con la película seminal del cine criminal español es la focalización de la historia en los investigadores aficionados, juveniles y despreocupados, liderados en todo momento por la componente femenina del trío.