Pleito de sangre (1956)

Pleito de sangre (Ricardo Gascón, 1956)

Alfredo Contreras (Jaime Avellán) recibe el homenaje de sus compañeros de promoción bajo un escudo de España con el lema "Delinquir es fácil, lo difícil es hacer justicia". Y a él le va a tocar la parte más dura, porque el banquete es consecuencia de su promocion a fiscal. Para celebrarlo, acuden al teatro Apolo del Paralelo. Alfredo conoce allí a Laura (Carmen de Ronda), la primera vedete. A pesar de las atenciones y regalos del joven fiscal, ella no le hace caso porque tiene novio. Se trata de Santiago Carter (Manuel Monroy), desempleado y siempre al borde de la delincuencia. Acuciado por la falta de dinero, éste acepta la propuesta de un tal Perrini (Julio Gallego) de atracar una joyería. Cuando el propietario del establecimiento (Pedro Mascaró) pulsa la alarma, Perrini dispara contra él. Varios testigos ven a Santiago abandonar la joyería. Consigue escapar momentáneamente, pero al poco es detenido por un comisario (Manuel Gas), quien lo pone a disposición de la justicia. Laura visita entonces al fiscal para que sea clemente con su novio, pero él se muestra inconmovible y consigue que se dicte una sentencia de muerte a pesar de las protestas de inocencia del reo.

La trama realiza en este punto, mediado el metraje, un quiebro inesperado. Resulta que Alfredo Contreras y Santiago Carter son hermanos. Dasevenencias entre los padres provocaron que Santiago saliera de España con su padre y se criara en los peores ambientes de Europa, en tanto que Alfredo siguiera el camino recto junto a su venerada madre. Ahora, está dispuesto a esclarecer él mismo la inocencia de su hermano. Para hacerlo, se interna en los bajos fondos y entra en contacto con Nati (Paquita Ferrándiz), una prostituta que ve en el pardillo la ocasión de conseguir un dinero fácil y hacerle caer en la trampa urdida por Perrini.