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Un hombre, obsesionado con la pureza, se casa una y otra vez y abandona a las mujeres después de la noche de bodas.
GÉNERO: Drama
De profesión, polígamo (Angelino Fons, 1975)
David (Manuel Summers) es un publicista rodeado todo el día de mujeres espléndidas. Su mujer (Carmen de la Maza) sospecha que mantiene relaciones extramatrimoniales porque a ella no la toca desde hace tres años. Poco se imagina cuál es el auténtico problema de su marido. En un mundo hipercontaminado, en el que todo está prostiuido por el consumo, David está obsesinado con la pureza. Esto le lleva a casarse con doncellas viginales, apenas salidas de la adolescencia, a las que abandona después de la noche de bodas. Un viejo falsificador (Emilio Fornet) le proporciona la documentación para sus fechorías y la nieta de éste (Maribel Martín), que intuye que es el hombre del que hablan los periódicos siente una extraña atracción por él. Las cosas se tuercen cuando María (Beatriz Galbó), una muchacha de condicón humildísima, le confiesa durante el viaje de novios que perdió la virginidad a los quince años. David escapa y María se suicida. La hermana de ésta (África Pratt), una prostituta encallecida, colabora con un inspector de policía (Daniel Martín) para descubrir al culpable.
Armada a partir de una serie de subtramas no siempre bien engarzadas, De profesión, polígamo resulta un artefacto extraño. Los desnudos corresponden a una película de destape, como cualquiera de sus contemporáneas. La fijación del protagonista -similar a la de otros personajes con una tara psicológica que Summers interpreta en estos años- confiere a la cinta un carácter de apólogo moral. La narración discurre en los primeros compases por la senda de la intriga hitchcockiana, con algún apunte esperpéntico por cuenta de la familia de María, cuyos padres están interpretados por Luis Ciges y Lola Gaos. La reivindicación final del protagonista ante el tribunal no puede resultar más desconcertante. Es como si las piezas del puzzle no terminaran de encajar.