Nuevo en esta plaza (1966)

Nuevo en esta plaza (Pedro Lazaga, 1966)

A principios de la década de los setenta, cuando Lazaga dirige una media de ocho películas al año, defiende que hasta en las peor de ellas siempre hay una secuencia o dos en las secuencias con las que puede plantearse algo distinto. Magra aspiración para quien había aspirado con Carlos Serrano de Osma y José G. de Ubieta a revolucionar el anquilosado lenguaje con el que se desenvolvía el cine español de la época.

En este tópico biopic en el que se cuenta el ascenso del matador Palomo Linares escrito por Vicente Coello y Pedro Masó, la escena en que Lazaga deja de lado la rutinaria filmación de faenas del diestro es aquélla en que el zapatero para el que trabaja como aprendiz (José Bódalo) revive la muerte de Manuel Rodríguez Manolete casi veinte años antes en la plaza vacía. El relato del torero fracasado se resuelve en una serie de zooms, panorámicas y barridos por los tendidos subrayadas por efectos de sonido y por la música de Antón García Abril.

Todo lo demás es ilustración de la lucha de los maletillas por una oportunidad, el triunfo como novillero, la redención ecnómica de su familia humildísima y la ñoña trama romántica con la hija del ganadero (Cristina Galbó). Los apuntes cómicos corren a cargo del mozo de estoques (Alfredo Landa) y de la camarera que le da de comer por la cara (Gracita Morales); los mas esforzadamente dramáticos, de la madre que sufre en silencio (Julia Gutiérrez Caba) y el padre que queda ciego a consecuencia de un accidente en la mina (Andrés Mejuto).