Una cruz en el infierno (1954)

Una cruz en el infierno (José María Elorrieta, 1954)

La hermana Esperanza (Elena Barrios) llega a Indochina para atender a los niños acogidos en la misión regida por el padre Elías (Nicolás D. Perchicot), que además ejerce de médico. El factótum del enclave católico en el infierno es el hermano Bartolomé (Manolo Morán). No tarda mucho en llegar allí un traficante de armas llamado Laszlo (José Nieto), perseguido por una patrulla francesa puesto que está vendiendo fusiles y ametralladoras a los vietnamitas. Así conoce a la hermana Esperanza, que le volverá a atender cuando caiga herido en uno de sus viajes. Mujeriego impenitente, Laszlo siente su corazón tocado por la belleza de la monja, pero también por su bondad.

Laszlo vuelve al cabaret donde tiene su cuartel general y a los brazos de Mariela (María Martín), una cantante enamorada de él. Mientras tanto, la misión sufre un ataque, la hermana Esperanza es evacuada con los niños y Laszlo, embarcado en un nuevo viaje de su clandestino tráfico, los lleva hasta la estación. Laszlo, Mariela, la hermana Esperanza y sus huérfanos toman el mismo tren hacia Saigón.

Los dos protagonistas resultan razonablemente convincentes en sus papeles, no así las localizaciones y algunos personajes secundarios, orientales de guardarropía. Flaco favor hace además al conjunto la inserción de material de archivo que pone en evidencia la pobreza de la ambientación. La película se presentó en la primera edición del Festival de Valladolid, cuando estaba especializado en “valores religiosos”, pero es inútil rastrear su estreno en Madrid. A Barcelona llega a finales de julio de 1957, tres años después de su realización y en plena canícula. Aparece, eso sí, en los catálogos de cine parroquial en 16mm de Pax Films.