La moza de cántaro (1954)

La moza de cántaro (Florían Rey, 1954)

La moza de cántaro es una comedia de enredo de Lope de Vega adaptada por Antonio Mas-Guindal con abudancia de referencias al teatro, la pintura y la poesía del Siglo de Oro. Se encarga de ponerla en imágenes Florián Rey, en el último y declinante tramo de su carrera.

El enredo juega repetidamente con el travestismo. María de Guzmán y Portocarrero (Paquita Rico), hija del conde de Arcos (Manuel Kayser), se hace pasar primero por su hermano para batirse con el hombre que ha afrentado a su padre y, luego, por moza de cántaro en una posada de la corte. Allí la vuelve a encontrar don Juan (Peter Damon), que la ha salvado de ser detenida tras el duelo, cuando pensaba que era un hombre. Para poder citarse sin levantar sospechas, la moza lo cita en la fuente, pero le pide que se disfrace de aguador. Allí lo ve doña Ana de Velasco, a la que don Juan pretende comprar unas fincas en Marbella. En realidad, doña Ana pretende abandonar su viudedad junto a él. Al tiempo, el conde de Arcos ha viajado a la corte para solicitar el perdón de Felipe IV (Ismael Merlo) para su hija, pero el rey ha quedado prendado de su belleza en el mesón al que ha acudido de incógnito.

La película arranca con cierto brío, pagando peaje a la condición de cantante de Paquita Rico y pasando a las movidas escenas del duelo y a la picardía de los encuentros con las mozas del mesón jienense donde los supuestos caballeros han de pasar la noche. Luego, las aguas se remansan y la trama se va devanando a golpe de diálogo en escenas unas veces excesivamente teatrales y otras bien servidas por el trabajo de escenografía y ambientación de Sigfrido Burmann.