Los chicos (1959)

Los chicos (Marco Ferreri, 1959)

Emparedada entre El pisito y El cochecito, las dos primeras colaboraciones de Ferreri con Azcona en España, Los chicos suele pasar injustamente desapercibida.

Andrés (José Sierra) está de botones en un hotel y aspira a triunfar en el mundo de los toros, Joaquín “El Negro” (Joaquín Zaro) trabaja en un taller mecánico, Carlos (Alberto Jiménez) intenta sacar adelante sus estudios de bachillerato con bastante poco entusiasmo y “El Chispa” (José Luis García) atiende el quiosco de prensa del hombre que lo ha acogido en su casa. Es en este quiosco donde todos se reúnen y hacen planes para el fin de semana… Algunas veces estos planes incluyen quedar con las chicas del barrio para ir a la verbena, pero, salvo para Joaquín que se enamora de una de las chicas (Mari Carmen Aymat), las demás son meros sustitutivos de la hermana de Carlos, señorita del quiero y no puedo, que es la que de verdad le gusta al “Chispa”, o la vedette (Irene Daina) por la que bebe los vientos el estudiantito tímido. Éste alcanzará su objetivo cuando se lance de espontáneo al ruedo en lugar de Andrés dando una prueba de valentía que debería rendir a la bella. Claro que esto tiene lugar en sus sueños, porque el domingo llueve, la corrida se suspende, y una vez más los amigos se reunirán en el quiosco de prensa, un poco más derrotados.

Con guión de Leonardo Martín, que venía de colaborar en Calabuch, Los chicos tiene un perfil menos afilado que las dos cintas azconianas, pero es una muy apreciable aproximación a la inane vida de unos chicos de barrio. Vista sin prejuicios es una película muy disfrutable en un registro costumbrista que Ferreri aprovecha para colar de matute algunos apuntes postneorrealistas. Ferreri se muestra un poquito más humano, lo que no quiere decir ternurista.

Sus logros, no obstante, quedaron oscurecidos por la pobre calificación oficial, que impidió el estreno normalizado. Con los años, se ha visto también perjudicada por las comparaciones no sólo con la virulencia del humor corrosivo del que hacían gala sus películas azconianas, sino con Los golfos, el debut de Saura, con la que comparte algunos motivos argumentales.