Noche decisiva (1944)

Por Dqvlapeli Blog - De qué va ... - 17/08/2018

Noche decisiva (Julio de Flechner, 1944)

La noche decisiva del título en realidad son dos. La primera es aquella en la que Valentín (Julio Peña), un aristócrata hastiado de la vida muelle, decide romper con su pasado. Esto implica también decir adiós a las tres mujeres con las que ha compartido su vida en los últimos tiempos: Ana María (María Dolores Pradera), la joven de buena familia que se había hecho la ilusión de llevarlo al altar; Pilar (María Paz Molinero), la mujer de mundo de gustos caros; y Ariadna (Alicia Romay), la actriz de temperamento volcánico. Todas ellas le advierten o le amenazan sobre el día en que sea él el que sufra por amor.

Deja para el último lugar la despedida de Perucho (Manolo Morán), amigo desde la infancia y compañero de juergas, y, en compañía de su mayordomo (Félix Fernández) se dirige... a un convento de cartujos. El padre prior (Ramón Martori), que desconfía de estas epifanías repentinas, pone a prueba su vocación aplazando un año su admisión. Doce meses de peregrinación por tres continentes le conducen a la segunda noche decisiva, en vísperas de regresar a un convento. En un restaurante de Niza conoce casualmente a Toinette (Guillermina Grin), una mujer sofisticada, que le hace abandonar su decisión. Pero este amor súbito se desvanece en el aire y como la única pista para localizar a la mujer es el espléndido abrigo de martas cibelinas que llevaba, ya están Valentín y Perucho recorriendo otra vez el mundo entero en compañía del peletero Mervigon (Alberto Vialis).

A partir de aquí los incidentes cómicos se multiplican: la búsqueda les lleva hasta un yate que realiza un crucero por el Mediterráneo, a un cortijo sevillano y al lejano Oriente, porque la última opción es la de una gran artista europea casada con un maharajá (Fransco Delgado Tena), como aquella Anita Delgado en cuya boda con el de Kapurthala intervinieron Ramón del Valle Inclán y Ricardo Baroja. Sin embargo, después de arrostrar los mil peligros con los que las leyes locales castigan a los adúlteros, Valentín se reencuentra con Ariadna. Decepcionado, regresa a Europa donde se reencontrará con la bella desconocida de un modo inesperado.

Julio de Flechner compone esta comedia romántica con cierto gusto aunque sin demasiada imaginación. La faceta humorística descansa en el trabajo de los esficacísimos Riquelme, Morán, Vialis... aupados por un diálogo saintesco siempre ágil, que se engola y pierde toda la gracia cuando toca afrontar la parcela romántica.