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Música de ayer (Juan de Orduña, 1958)
Antología de la zarzuela que hilvana las romanzas y duetos con una tenuísima línea argumental, que se va adensando según avanza el metraje. El modelo evidente es El último cuplé (Juan de Orduña, 1957), de la que supone al mismo tiempo su réplica y envés. Ahora es la zarzuela -de la que se insertan más de dos docenas de números completos en el escenario del teatro Apolo, en funciones aristocráticas de aficionados o en salas de ensayo- el motor de la acción y no el cuplé. Acaso por eso, los amores de Laura Gayán (Ana María Olaria) sean igual de tormentosos pero mucho menos pecaminosos que los de María Luján. Su amor imposible de muchacha humilde, hecha a sí misma gracias a su prodigiosa garganta, por el conde de San Telmo (Armando Calvo) sólo podrá consumarse en la última escena de la película, cuando resuelto el desgraciado matrimonio con Esteban (José Moreno) por métodos de lo más expeditivos, los amantes postergados puedan entonar el dueto de Molinos de viento, del maestro Pablo Luna: "Aquello fue lo que soñé, / toda una vida de ansiedad, / me desperté, te vi y no sé / si aún eres sueño o realidad". Se realiza así una historia de amor interclasista en laque la mujer caída -Laura ha sido deshonrada por Esteban, aunque éste finalmente acceda a casarse con ella por mediación de la profesora de canto (María Fernanda Ladrón de Guevara)- accede al hombre soñado no sólo por su dotes artísticas, sino por un camino de redención que exige que resulte gravemente herida en el atentado de Mateo Morral contra los monarcas recién casados en 1906 y un retiro de cuatro años en un molino de La Mancha, entregada a la docencia de música religiosa a las muchachas del lugar.
Los vistosos decorados de Sigfrido Burman, los suntuosos figurines de Vitín Cortezo y la cuidada fotografía en Eastmancolor de Cecilio Paniagua no son suficiente para sostener el interés ante la levedad del argumento y las continuas interrupciones musicales que en nada hacen avanzar la trama.