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La sombra de un recuerdo (José Antonio Barrero, 1978)
José (Manuel Tejada) vive atormentado por el amor que sentía por su hermana Luisa (Paloma Cela), a la cual asesinó al descubrir que era lesbiana. Al tiempo que lleva una tienda de antigüedades con su prima Lola (Sara Lezana), con la que también mantiene relaciones incestuosas, comete una serie de asesinatos. Sus víctimas son mujeres a las que desea y seduce, pero con las que sólo puede consumar el acto después de haberlas estrangulado, en una pasión necrófila que intenta revivir aquel único amor primigenio. Mientras tanto, el comisario Caballero de la Brigada de Investigación Criminal (Emilio Gutiérrez Caba) está sobre su pista gracias a un pasacorbatas que he perdido en el apartamento de una de sus víctimas.
Conforme a los tiempos que corren, los comentarios sobre la aroñanza del franquismo por parte de algunos personajes episódicos, se entrelazan con escenas de necrofilia, violación, amor lésbico, incesto y asesinato. Entre semejante cóctel, el expolio del patrimonio eclesial, del que se nutren los fondos de la tienda de antigüedades y los violentos interrogatorios policiales pasan prácticamente desapercibidos.
De piedra debió quedarse el bueno de Carlos Serrano de Osma cuando descubrió el resultado de la adpatación que el director José Antonio Barrero y el productor Óscar Guarido Tizón habían realizado de un viejo guión suyo, Un vino espeso y fuerte, escrito en 1961. El trauma -infantil, debido a la promiscuidad de su madre-, la ocupación de anticuario y los asesinatos en serie perviven del proyecto original. No así, la influencia hitchcockiana ni el valor que las localizaciones monumentales -el Valle de los Caídos, El Escorial...- debían tener en el conjunto. Aparte de los cuerpos de sus protagonistas, el principal aliciente de la película tal como llega a las pantallas es una construcción no lineal, zigzagueante, que obvia el esquema repetitivo en el que cae, por ejemplo, El paranoico (Francisco Ariza, 1975).
Para colmo, cuando la película se estrena en Madrid, en un programa doble clasificado "S", el exhibidor decide que La sombra de un recuerdo no es un título con suficiente reclamo para su público y retitula la cinta El violador y sus mujeres a la sombra de un recuerdo.