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Durante unas vacaciones en casa de su madre, una joven toma conciencia de la auténtica naturaleza del amor.
GÉNERO: Adaptación Literaria,Drama,Erotismo
El vicio y la virtud (Francisco Lara Polop, 1975)
Rosa (Lynne Frederick) tiene dieciséis años. Pasa el verano con Lina (Teresa Gimpera), su madre, que vive en Vigo, en un pazo que paga un armador (José Vivó). Alberto (Miguel Ayones) y Miguel (Juan Ribó) acuden allí a pasar un fin de semana y mientras el primero y la madre disfrutran del sexo, Miguel ve cómo Rosa se le resiste. Piensa que es una estrategia para que le pida matrimonio, ya que él es hijo de un gran empresario, pero la realidad es que Rosa desconoce el modo en que su madre está pagando su educación. Rosa descubrirá la verdad cuando el armador acude al pazo. Durante el siguiente fin de semana, Lina prepara una fiesta para unos cuantos amigos. Miguel pretende irse a Estoril con sus amigos, pero al final, obsesionado por Rosa, decide presentarse también en el pazo.
Lara Polop traiciona la esencia del relato de Maupassant en el que se basa el guón, al suplir el final abierto de aquél por una conclusión feliz propia de una fotonovela. Algunas escenas oníricas provocan estupor cuando no aburrimiento debido al uso enfático del ralentí, en tanto que la abundancia de desnudos, escenas de cama y algún striptease hablan a las claras del carácter híbrido de la producción, que utiliza la excusa del melodrama erótico para apuntarse a la entonces naciente ola del destape. Como curiosidad, la lectura obsesiva por parte de Rosa de La vida de las hormigas, de Maeterlick en la colección Austral que podría haber llevado la cinta por una senda buñuelesca totalmente ignorada. El otro momento de cierto interés es el momento en el que Lina justifica ante su hija su elección vital en términos de lucha de clases. Una vez más se trata de un excurso de la línea principal, abandonado apenas apuntado.