Camino del infierno (1950)

Camino del infierno (Miguel Morayta, 1950)

Leticia (Leticia Palma) es ambiciosa. Desde niña conoció la miseria y ahora sólo desea una vida de lujo. Canta en el cabaret de Tony (Wolf Ruvinskis), pero como León (Ramón Gay), amigo de Tony y uno de sus empleados, está enamorado de ella, aprovecha la situación para proponerle que robe la recaudación. León planea hacerlo por persona interpuesta. En la cárcel ha conocido a un tipo bragado que pagó con la prisión por un crimen que no había cometido. Ahora trabaja en una cantina porque nadie ofrece un trabajo decente a un expresidiario. Pedro (Pedro Armendáriz) acepta cometer el robo cuando se pone en cuestión su hombría, pero no está dispuesto a llevar armas. La cosa es que Tony le sorprende forzando su escritorio y le pega un tiro en la mano. Llega entonces león y dispara contra Tony, que, a su vez, mata a su lugarteniente. Pedro renuncia al robo y se lleva a Leticia a su refugio, pero cae desfallecido por la herida.

A pesar de que Leticia, fiel a su papel de femme fatale, ha jurado matarle apenas caiga rendido, se dedica a cuidarle. Ha comprendido que es bueno, se siente culpable y ella tampoco es mala. Pide ayuda a un matasanos amigo de Tony, el doctor Fausto (Arturo Soto Rangel), que dictamina que hay que amputar la mano para que la gangrena no devore a Pedro. Una vez recuperado, Leticia decide unir su vida a la de él. Juntos emprenderán una nueva vida. Pareciera que el destino les sonríe, pero el doctor dictamina que los mareos de Leticia no están causados por el embarazo que el matrimonio aguardaba con ilusión, sino por... ¡la lepra! Leticia debe separarse de Pedro y para que éste, empujado por su nobleza, no decida compartir su destino, se las arregla para que él piense que ha vuelto a las andadas y que se dedica a la prostitución y al trago.

Resentido con la sociedad, Pedro se dedica, ahora sí, al crimen. Asalta cines o a mujeres que hacen la calle y las marca con el garfio que se ha puesto en el muñón. La policía piensa que es un sociópata porque el botín de sus robos es escaso. Cuando la policía está ya sobre su pista, el hombre con el que se encontró a Leticia en la noche fatal de su separación le confiesa que ella le seguía amando, que sólo hizo aquella escena para que Pedro sintiera asco y se separara de ella. El último encuentro tendrá lugar en lo alto del monumento a la Independencia. ¿Estarán aún a tiempo de reemprender su vida en común?