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Un abogado defiende a la mujer con la que se ha casado de la acusación de haber envenenado a su primer marido.
GÉNERO: Intriga
Duda (Julio Salvador, 1951)
Duda, la penúltima película producida por Emisora Films, es la adaptación de un drama de Emilio Hernández Pino que Rafael Rivelles había estrenado en Barcelona en enero de 1949. No se había mostrado entonces muy entusiasta Julio Coll, crítico de la revista Destino, con el cóctel genérico que sostenía el drama y, sobre todo, con algunos recursos dramatúrgicos en el segundo acto que pudieron parecer modernos veinte años antes pero que entonces sonaban un poco trasnochados. Seguramente por eso se aplica, en compañía de Manuel Tamayo, su cómplice habitual en estos años, a buscar soluciones cinematográficas que mantengan la intriga y eviten el escollo “teatral”. El modelo no puede estar más a la mano. Se trata del anterior éxito de Emisora Films en el que habían participado todos los implicados: Apartado de Correos 1001. Julio Salvador vuelve a ponerse al frente del equipo, Conrado San Martín y Elena Espejo son la pareja protagonista, Federico G. Larraya se encarga de la fotografía, Isasi del montaje y Ramón Farrés de la partitura musical.
Como en el caso de la anterior película de Julio Salvador, la investigación llevada adelante por la Brigada de Investigación Criminal y el Juzgado de Instrucción, sirven para poner al espectador en antecedentes sobre un asesinato. En esta ocasión se trata del envenenamiento con arsénico del anticuario Anselmo Crespo, sucedido dos años atrás. La enfermera que lo cuidaba (Mary Lamar) declara que fue su mujer, Ana María Figueroa (Elena Espejo), la que le suministró la medicación durante su última semana de vida y la madre del difunto (María Bru) también hace recaer las sospechas sobre su nuera, que, al poco de quedar viuda, se ha vuelto a casar con el joven abogado Enrique Vallar (Conrado San Martín). Al regreso de su luna de miel, recibe a la pareja en el aeropuerto Rafael (Paco Rabal), el hermano de Ana María. Cuando el inspector jefe de la BIC (Carlo Tamberlani) acude a detenerla, Ana María le confiesa a su marido, que va a asumir su defensa, que nunca quiso al anticuario y que si se casó con él fue para que Rafael pudiera terminar sus estudios. En el juicio declaran el antiguo administrador del anticuario y Ramón García (Rafael Navarro), un perito que realizaba la tasación de las piezas que compraba el anticuario. Enrique consigue que Ana María sea absuelta, pero ahora la duda sobre su culpabilidad no le deja tranquilo.