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Leandro y Elena se conocen en la consulta del doctor, que enseguida se da cuenta de que los achaques de ambos no se deben más que a la soledad. Pero cuando la pareja comienza una relación sus hijos se escandalizan.
GÉNERO: Comedia
Prohibido enamorarse (José Antonio Nieves Conde, 1960) / El abuelo tiene un plan (Pedro Lazaga, 1973)
El 8 de abril de 1961 estrenaban Isabel Garcés y Manuel Dicenta en el teatro Infanta Isabel la comedia de Alfonso Paso Cosas de papá y mamá. La situación cómica de partida estaba basada en una tradicional inversión de roles: una mujer y un hombre ya maduros, viudos e hipocondríacos a causa de la soledad, se encuentran en la consulta de un doctor que fomenta que se relacionen porque cree que la mejor cura para sus males es el optimismo. Pero, ay, los hijos de ambos, ven con malos ojos tantas ganas de vivir y tanto romance. Del éxito escénico se sigue la inmediata adaptación al cine con Isabel Garcés retomando el papel titular y Ángel Garasa en el de su provecto enamorado: Prohibido enamorarse (José Antonio Nieves Conde, 1960). Alfonso Paso, inmerso en una frenética carrera de estrenos teatrales -más o menos seis por año en esta época- declina hacerse cargo del guión, por lo que Arturo González y Alfredo Fraile, los productores, encomiendan la adaptación a Edgar Neville. Éste realiza un aireado de la escena en el que seguramente ya está presente la elección de Marbella como destino del viaje de Elena y Leandro (Garcés y Garasa) con sus respectivos hijos (Tere Velázquez y Julio Núñez) para reponerse de sus males imaginarios, dado que Neville tenía allí casa e intereses económicos que le inducían a promocionar la Costa del Sol a poco que tuviera una oportunidad. Nieves Conde afirma que la adaptación apenas aprotaba nada y que se vio obligado a reescribir el guión con Luis Ligero, su ayudante de dirección habitual. Hemos de suponer que esta nueva versión estaría destinada a proporcionar mayor dinamismo a la acción y a mejorar la fluidez entre escenas porque buena parte del diálogo de la obra teatral permanece intocable en la película, como es lógico. El público quiere oír a Isabel Garcés decir que si el champán no será pecaminoso y a su galán contestarle que se trata de champán genuinamente español, de San Sadurni de Noya... ¡San, San! El último acto desarrolla en paralelo las dos historias de amor: leyendo las cartas de amor de Elena, Luisita se da cuenta de que está perdiendo el tiempo con tanta asesoría jurídica para la evasión de impuestos como se trae a medias con Julito. Como éste es un auténtico botarate, no sólo terminará consintiendo la boda de Leandro, sino que acepta la propia con la tan pragmática como romántica hija de Elena.
Doce años después, la obra volvería a la pantalla con el título de El abuelo tiene un plan (Pedro Lazaga, 1973), aunque ahora Isabel Garcés interpreta el papel de Elena al servicio de la comicidad de Paco Martínez Soria, que encarna a Leandro. El guión de Vicente Coello, Mariano Ozores, Juan José Daza se dice “inspirado en una comedia de Alfonso Paso”, quien comparece en el papel del doctor Bolt y se dirige directamente a los espectadores, como sucedía en la comedia original, para poner el énfasis en que la soledad no se cura con antibióticos, sino con ilusiones. Los familiares de los tortolitos de la tercera edad se multiplican: dos parejas de hijos para Lorenzo (Manolo Zarzo-Elvira Quintillá y Maruja Bustos-José Sacristán), que se ve obligado a convivir con ellos y una hermana de Elena (Guadalupe Muñoz Sampedro), con lo que ella ya no es viuda, sino soltera. De todos modos, las escenas clave tienen lugar entre la pareja protagonista: la cita a ciegas en el bar, el primer encuentro íntimo en el nidito de amor íntegramente decorado en verde por él, que ha tomado al pie de la letra una afirmación inocente de ella, el rapto con Leandro disfrazado de fontanero y la consiguiente inundación, y, de remate, la descacharrante escenificación de la honra mancillada y su reparación en un hotel del Escorial ante el creciente escepticismo del camarero (Valeriano Andrés).