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Para deshacerse de una cómplice molesta, un traficante de drogas hace pasar su asesinato por obra del célebre ladrón Míster X.
GÉNERO: Intriga
Míster X / Mister X (Piero Vivarelli, 1967)
La Trust Chemical que dirige George Lamar (Armando Calvo) no es más que una tapadera mediante la cual la mafia estadounidense introduce droga en Europa. La amante de Lamarro se ha vuelto ambiciosa y pretende casarase con él, así que éste decide eliminarla y marcarla con una equis en la frente, de modo que la policía atribuya el crimen al célebre Míster X (Norman Clark). La maniobra da resultado y el inspector Roux (Franco Fantasia) recibe presiones tanto de sus superiores como de la opinión pública para que desenmascare cuanto antes al misterioso personaje, un maestro del disfraz cuyo verdadero rostro nadie conoce. Entretanto, Míster X, celoso de su reputación como ladrón de guante blanco, hará uso de todo su repertorio de caracterizaciones para desenmascarar a los verdaderos culpables y, de paso, desmantelar la red internacional de tráfico de estupefacientes. El fin del villano, eso sí, hace gala de un sadismo inusitado.
La filicación con el fumetto nero se da apenas en un par de secuencias en las que Míster X se enfunda en sus mallas negras ceñidas por una hebilla con la emblemática letra del enigma y cubierto con un antifaz. Por lo demás, el modelo formal es de nuevo la serie bondiana con bellas mujeres sin apenas otro papel que el decorativo en este ir y venir de planes criminales maestros y peleas a puñetazos. Helga Liné interpreta a la mujer del villano Lamar y Gaia Germani, que se prodigó casi en exclusiva en el filón euroespionístico, a la novia del enmascarado.
La película sirve de puente entre las dos entregas de Kriminal -La máscara de Kriminal / Kriminal (Umberto Lenzi, 1966) / Los cuatro budas de Kriminal / Il marchio di Kriminal (Fernando Cerchio, 1967)- y la única de Satanik / Satanik (Piero Vivarelli, 1969), todas con la intervención de Eduardo Manzanos y su empresa Copercines en coproducción entre España e Italia. El único ejemplo del filón que se mantiene vigente al cabo de los años más allá de nostalgias pulp sigue siendo Diabolik (Diabolik, Mario Bava, 1968), sin participación hispana y con localizaciones en Capri, como Míster X.