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Un hombre dispara contra una mujer que cruza por su granja. Ella se queda allí hasta restablecerse, con él y su hijo.
GÉNERO: Drama rural
Malaire / Tempête sur les Mauvents (Alejandro Perla y Gilbert Dupé, 1952)
En su lecho de muerte, Noguère (Charles Vanel) le confiesa al cura del pueblo (Manuel Guitián) lo que ocurrió en la granja con Catherine García “Catoune” (Andrée Debar). Noguère vive con su hijo Juste (Francisco Arenzana) en una granja aislada en el Pirineo francés. Una noche advierten la presencia de extraños. Ya les deben de haber robado las ovejas alguna vez porque Noguère no duda en disparar contra los intrusos. Al punto advierten su error: han herido a Catoune, una hermosa joven a la que acogen en la casa. Su intención era pasar a España con su novio, que pretendía escapar así de la movilización porque estamos en 1939. Los gendarmes se llevan a Juste y Noguère le dice a Catoune que han disparado contra su novio, un tal Hernández, cuando intentaba cruzar la frontera. Así que cuando Juste regresa con un permiso, se entrega a él. Mientras tanto, Noguère ha contratado a Jerome (Arturo Marín) para que le eche una mano con las ovejas. Éste conoce el secreto de todas las hierbas y Catoune le pide unas que la hagan abortar, pero, cuando lo descubre, Noguère consigue que renuncie a su propósito y se case por poderes con Juste, que se encuentra en el frente. Los alemanes ocupan Francia. Las tragedias se acumulan: el hijo de Catoune muere apenas cumplido el año, una epidemia acaba con las ovejas y un compañero de Juste trae la noticia de que probablemente haya muerto. Jerome y Noguère mantienen una pugna por conquistar a la muchacha. La guerra acaba y Juste aparece en la granja repentinamente: cayó herido y fue hecho prisionero. La esperanza de reencontrarse con Catoune lo ha mantenido vivo. El frágil equilibrio en el que vivían los tres se rompe y el final trágico resulta inevitable.