La casa de la lluvia (1943)

La casa de la lluvia (Antonio Román, 1943)

Empecemos por las conclusiones. ¿Es "la casa de la lluvia" la España de 1943?

Si bien la datación original de la novela corta de Wenceslao Fernández Flórez en 1931 no favorece esta lectura, la reedición de 1943 -mismo año en que Antonio Román realiza esta adaptación cinematográfica- parece invitar a la interpretación en calve de sinécdoque. Más aún, si tenemos en cuenta que el propio Román llevará este procedimiento retórico hasta sus últimas consecuencias en Los últimos de Filipinas (1945), cuando el fuerte de Baler  de 1898 se constituya en metáfora de una nación cercada por aislamiento internacional.

Si partimos de esta premisa, España sería una casa solariega azotada por la lluvia en un invierno perenne, en la que la vieja hidalguía no da para llegar a fin de mes y de cuyo claustrofóbico entorno las jóvenes generaciones escapan buscando otros horizontes más felices y menos insalubres, aunque para ello hayan de burlar a sus bienintencionados pero ya un poco seniles custodios.

Si a esta lectura subterránea le añadimos los apuntes de amor incestuoso, infidelidad matrimonial y suicidio que constituían la base del relato de Fernández Flórez, no es de extrañar que los críticos de la época le achacaran a la cinta "titubeos de realización", "bruscas transciones", "irregularidad en efectos visuales" y "un defecto de lentiutud que preside toda la obra, sobre todo en esos momentos en que la cámara sigue a los personajes como la sombra al cuerpo". [ABC, 16 de octubre de 1943.]