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Un cazador de recompensas intenta atrapar a una banda de asaltadores de bancos que opera en la frontera con México.
GÉNERO: Western
Dos mil dólares por coyote (León Klimovsky, 1965)
Sam Foster (James Philbrook) es un cazador de recompensas que recorre la frontera a la caza de la banda de Sonora (Vidal Molina), un bandido mexicano que comete sus fechorías al norte de Río Grande y gasta el fruto de sus rapiñas al sur, junto a Rita (Perla Cristal), la propietaria de una cantina. Durante un robo en Hot Springs, Sonora se aprovecha de la ingenuidad de Jimmy Patterson (Julio Pérez Tabernero), cuya hermana Mary (Nuria Torray) regenta una parada de postas en la frontera. Enamorado de ella, Foster deja escapar a su hermano, pero la banda de Sonora incendia el lugar. Foster consigue del sheriff de Hot Springs (Alfonso Rojas) cinco días para capturar a los ladrones y recuperar el dinero. Cuando por fin los atrapa, el jefe indio Águila Blanca acude en ayuda de los bandidos. Trae como rehén al hijo adolescente de Foster (Rafael F. Rosas), que sobrevivió a la matanza y pretendía reunirse con él. ¿Se rendirá el justiciero, que no ha aceptado el soborno de Sonora, resistir este chantaje?
Tras el western paródico Torrejón City (1962), el prolífico León Klimovsky se acerca al género una decena de veces durante la segunda mitad de los años sesenta, aprovechando el filón de las coproducciones con Italia. Aunque en algunas fuentes se cita la participación transalpina en esta cinta, lo cierto es que tal aportación no consta en ningún registro oficial. A partir de un guión de Federico de Urrutia y Manuel Sebares, dirigentes del Sindicato vertical de Guionistas, Klimovsky elabora una película ajena a los esquemas del filón mediterráneo. El protagonista no actúa por venganza, sino impulsado por la muerte de su mujer y su hijo durante la Guerra de Secesión. El incendio de su rancho le dejo sin raíces y desde entonces vagabundea convertido en un justiciero con su propio código de conducta, ajeno a las leyes.