Descongélate (2003)

Descongélate (Félix Sabroso y Dunia Ayaso, 2003)

Una vez más Félix Sabroso y Dunia Ayaso vuelven al terreno conocido de la representación dentro de la representación: los cantantes de viejos éxitos (Ferrán Rañé y Gracia Olayo) en Perdona, bonita, pero Lucas me quería a mí (1997); los shows televisivos en El grito en el cielo (1998), los rodajes de cine S en su siguiente película Los años desnudos (2008)... En todas ellas se da además la dualidad entre realidad y deseo, fracaso y éxito. En Descongélate el "show business" trae a primer plano las dos caras: la del éxito está representada por Aitor (Óscar Jaenada) y Pedro Durán (José Ángel Egido), director y productor respectivamente de arrolladores éxitos de taquilla y cocainómanos contumaces; la del fracaso por Justo Santos (Pepón Nieto), monologuista e imitador de voces en el bar de su hermano (Rubén Ochandiano) y la madre de ambos (Loles León), antigua vedete de alguna de aquellas carpas itinerantes de variedades que recorrían las ferias de los pueblos. Cuando los caminos de Aitor y Justo se cruzan casualmente, el director le propone protagonizar su próxima película. El contrato es sustancioso e Iris (Candela Peña), la novia de Justo, no está dispuesta a que la oportunidad se les escurra entre los dedos por mucho que al director se le ocurra morir de sobredosis en su casa. Para algo tiene que valer la manía de madre de Justo de alimentarse a base de congelados.

A partir de una idea ya desarrollada con brillantez por Luis G. Berlanga y Rafael Azcona en ¡Vivan los novios! (1970) –la de los congelados y la de la mujer-mantis- Sabroso y Ayaso se embarcan en una comedia negra con un guión muy trabajado con el que intentan eludir las inverosimilitudes de la trama.