Demasiado para Gálvez (1981)

Demasiado para Gálvez (Antonio Gonzalo, 1981)

Julio Gálvez (Teddy Villalba) recibe del editor de la revista en la que trabaja (Germán Cobos) el encargo de investigar la quiebra fraudulenta de la inmobiliaria Serfico. Con la ayuda de Maribel (Isabel Mestres), la secretaria de la constructora en Málaga, intenta chantajear a Luque (Manuel de Blas), el segundo de a bordo, para obtener información. Pero al despertar de una paliza brutal que le han propinado unos desconocidos en la playa, se entera de que Luque ha aparecido degollado en su despacho poco después de que él estuviera allí. El editor le hace volver a Madrid y cuando se niega a abandonar la investigación, le despide. Sin embargo, para Gálvez no se han acabado los problemas: tendrá que seguir corriendo, recibiendo palizas y tropezándose con cadáveres hasta que su reportaje se publique, si es que algún medio está dispuesto a hacerlo.

Antonio Gonzalo opta por un tono más humorístico que propio de una película de intriga. El antihéroe interpretado por Teddy Bautista se ve inmerso continuamente en situaciones que le superan y a las que, seguramente por sus limitaciones como actor, se enfrenta con una suerte de estulticia que el director cocina a fuego lento, prolongando las situaciones en busca del efecto cómico. Esta distancia con el material de origen se evidencia en los distintos finales de la novela y la película. En la primera, Gálvez terminaba en 1973 en el mismo punto y hora en el que ETA volaba el coche del almirante Luis Carrero Blanco. En la adaptación, el periodista y la chica escapan de la explosión en el mismo lugar en 1981, pero la voladura ha sido organizada por un equipo conematográfico que rueda una película sobre aquel suceso.