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Madame Florelle, adivina en una feria, cree ver que va a ser víctima de su pasado. Un misterio hay en él que bien podría estár en el origen de esta obsesión.
GÉNERO: Drama
El rufián (Daniel Tinayre, 1961)
El rufián son dos películas en una. El largo prólogo en la feria donde Florelle (Egle Martin) ejerce de adivinadora y el epílogo con la llegada del chófer al que engañó en el pasado (Carlos Estrada) para cumplir su venganza, son una muestra de intriga psicológica con ribetes hitchcockianos. El flashback central relata la relación que ambos personajes mantuvieron diez años atrás y se pliega a los códigos de cine negro, aunque con algunas particularidades.
Más de una vez hemos visto esta historia de la mujer insatisfecha que hace que su amante mate al marido y luego lo traiciona para quedarse con el dinero del seguro de vida. Algunas de las particularidades incluidas en este tramo son la condición nada encubierta de homosexual del marido (Daniel de Alvarado), un célebre cirujano con una posición social envidiable y que tiene por amante a su ayudante (David Fuentes); o las dotes de vidente de la mujer, que propiciarán su ocupación en la barraca de feria cuando sufra de amnesia después de un accidente.
Cuando la conocemos, trabaja, efectivamente, en una feria con el nombre de Florelle. El ambiente un poco enloquecido de las atracciones propicia el acceso a una realidad desquiciada en la que la adivinadora termina siempre viendo su propio futuro antes que el de sus clientes: un hombre va a salir de la cárcel y vendrá a asesinarla. Al mago que la atropelló (Homero Carpena) no le interesa desvelar su pasado. Podría hacerlo el doctor De Marco (Aníbal Pedrero), que la conoció en el pasado, pero éste sigue enamorado de ella y lo único que le preocupa ahora es su curación. El miedo de Florelle a este destino trágico la empuja a pasar la noche con cualquiera que se ofrezca a acompañarla. Su única arma es su propio cuerpo, ahora alienado de sí mismo, en tanto que ella es incapaz de recordar el pasado.
Tinayre busca un correlato visual a la situación mental de Isabel / Florelle en la caja de escalera de la sórdida casa en que vive la adivina. Los planos cenitales y los contrapicados absolutos componen una especie de espiral ascendente o descendente que tendrá un papel determinante en la resolución del drama.