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Un señorito se enamora de la criada de su casa.
Volvoreta (José Antonio Nieves Conde, 1976)
Federica (Amparo Muñoz), conocida como Volvoreta -mariposa- entra a servir en el pazo de los Abelenda. Isabel (Mónica Randall) mantiene un noviazgo con Rodeiro (Ramiro Oliveros), joven profesional de ideas republicanas, lo que trae a mal traer a doña Rosa (Violeta Jiménez). El otro hijo, Sergio (Antonio Mayans), opositor al cuerpo de oficiales de Correos, se siente atraído por la muchacha.
Cuando doña Rosa descubre el idilio la echa de la casa. Sergio debería casarse con Luisita Acevedo (Isabel Mestres), una muchacha de su clase, hija del banquero Acevedo (Rafael Navarro), lo que resolvería además las estrecheces económicas por las que pasa la familia. Pero la pasión que ha despertado en Sergio Volvoreta hace que la siga a la ciudad con la excusa de sus estudios. Allí entrará a trabajar en “El Avance” el periódico republicano en el que colabora Rodeiro. Pero tanto "El Avance" como Volvoreta están en la nómina del banquero Acevedo.
Aunque las obras de Wenceslao Fernández Flórez -sobre todo las de carácter humorístico, pero también alguna de tono naturalista- habían sido repetidamente adaptadas al cine en la década de los cuarenta, Volvoreta, novela temprana con una fuerte componente de erotismo, no llega a las pantallas hasta 1976. Y lo hace encarnada por Amparo Muñoz, cuya presencia se convierte en el centro del relato por motivos de producción. Por eso los intentos de Nieves Conde por ofrecer un contexto social susceptible de ser interpretado en clave contemporánea resultan tan meritorios como descentrados. Sergio -al menos en la interpretación de Mayans- carece de vigor como para que nos conmueva su tragedia de desclasado. La fotografía y la dirección artística tampoco ayudan a engrasar este desfase entre la naturaleza del proyecto, sus intenciones y la precipitación con que Nieves Conde debió acometerlo tras el despido por parte de la productora de Rafael Moreno Alba.