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Eloísa debe hacerse pasar por madre soltera para que su prima Irene haga un matrimonio ventajoso.
GÉNERO: Comedia
Alma de Dios (Ignacio F. Iquino, 1941)
Segunda de las realizaciones de Iquino para Aureliano Campa y financiadas parcialmente por Cifesa como línea de producción económica. Como Campa era yerno del maestro José Serrano, la elección del popular sainete lírico de 1907 con libreto y diálogos de Arniches y García Álvarez parecía material idóneo para la comicidad de Iquino.
La obrita de género chico había constituido un fenomenal éxito protagonizada por Loreto Prado y Enrique Chicote. La adaptación desplaza el protagonismo de la señora Ezequiela (Guadalupe Muñoz Sampedro) y su apocado marido (José Isbert) a Eloísa (Amparito Rivelles) y su novio Agustín (Luis Prendes). Eloísa es una Cenicienta de los barrios bajos, acogida por su tía y su prima a cambio de su explotación como criada para todo. Cuando la prima Irene (Pilar Soler) queda embarazada inscriben al niño en juzgado como hijo natural de Eloísa y lo entregan a una tribu de gitanos. Agustín repudia entonces a Eloísa y la señora Ezequiela sigue investigando por su cuenta hasta dar con la criatura y limpiar así el buen nombre de Eloísa –“porque a los pobres, si les quitas la honra, ¿qué les queda?”- y recuperando el papel principal que jugaba en el sainete.
En la primera parte Iquino acumula incidentes previos a la trama principal mediante tres argucias: la hipertrofia del personaje de Saturiano, interpretado por su inseparable Paco Martínez Soria y que sirve de puente entre la comedia al modo de Iquino y el sainete; la inclusión de varias escenas de montaje con las que va pautando el paso del tiempo al modo del cine estadounidense; y la inserción en el metraje de algunos segmentos documentales. Es en este último punto donde mejor se muestran las contradicciones de la puesta al día de la obra, estrenada en 1907 pero ambientada contemporáneamente a la realización de la cinta, en 1941, recién acabada la Guerra Civil. Rodada en estudios barceloneses, la ambientación madrileña se da mediante un largo reportaje sobre el Madrid monumental –Puerta de Alcalá, Cibeles, Plaza de la Villa, Gran Vía con el emblemático edificio de la Telefónica-, ajeno por completo a los barrios populares donde se desarrolla la historia.
En cambio, para ilustrar uno de los temas musicales, se han elegido una serie de tipos que se supone viven en el barrio matritense de las Cambroneras, descrito por Pío Baroja en La busca, y que en realidad debieron ser rodados por Iquino en el Somorrostro barcelonés. Más allá de su forzado tipismo, las trazas de la misería y la insalubridad que muestran estas imágenes ponen en entredicho la visión turística de la ciudad –y por ende, de toda España- que nos ofrecía el montaje inicial.