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El comisario Mendoza y el inspector Bellido luchan por desarticular la conexión barcelonesa de una importante red de narcotraficantes conocida como la Banda de las Muñecas.
GÉNERO: Policiaco
La ruta de los narcóticos (José María Forn, 1962)
El policial procedimental chez Iquino sufre la lógica evolución desde la fundacional Brigada criminal (Ignacio F. Iquino, 1950). Sobre un argumento de José Antonio de la Loma y con la dirección de José María Forn, Iquino sigue ensalzando en La ruta de los narcóticos el trabajo de las fuerzas de seguridad del Estado. Ahora le toca el turno a la Brigada de Narcóticos.
En la escena de apertura, el comisario Mendoza (José María Oviés) se encarga de aclarar que en España sólo hay mil tres cientos toxicómanos -de los cuales, curiosamente, el porcentaje más elevado corresponde a las mujeres-. Una gota de agua en el océano de los trescientos mil que vagan por las ciudades estadoinidenses en busca de su dosis de heroína cual ejército de muertos vivientes. Aún así, España colabora eficazmente en la represión del tráfico que, procedente de Oriente Próximo, toca en el puerto de Barcelona para seguir su ruta transatlántica.
El inspector Andrés Bellido (Víctor Valverde) arranca su investigación a raíz del asesinato de un emigrante gallego que iba a partir hacia América con un paquete cuyo contenido ignora. Ha recibido por ello una buena paga en dólares. La voz en off nos invita a seguir entonces a su asesino, un italiano registrado en varios hoteles de Roma, para despistar a sus rivales de la Banda de las Muñecas, llamada así porque éste es el método que utilizan para camuflar la heroína. Antes de morir el italiano, miembro del clan de Carlo "Lucky" Luciano, pide ayuda a su amante, Monique (Patricia Luján), modelo en un taller de alta costura. Gisela (Sonia Bruno con su auténtico nombre de Antonia Oyamburu), otra modelo, hija de un toxicómano, investiga por su cuenta a fin de vengar la muerte de su padre.
Rodada con solvencia por Forn y con una excelente fotografía de Ricardo Albiñana, La ruta de los narcóticos hace uso de los decorados naturales barceloneses –Zona Franca, estación de Francia, aeropuerto del Prat…- con la eficacia habitual en el ciclo policial barcelonés.