Contactos (1970)

Contactos (Paulino Viota, 1970)

Si nos atenemos a su literalidad Contactos va de una chica (Guadalupe G. Güemes) empeñada en escapar de su vida provinciana que llega a Madrid para trabajar como camarera en un restaurante. Al poco, entabla una relación, poco prometedora y centrada en el sexo, con un compañero (José Miguel Gándara) de la pensión en la que se ha hospedado. Puede que la dueña de la pensión (Eka García) no sepa nada o que a la chica no le interese hacer ostentación de ello. Por otra parte, el joven vive abrumado por una serie de intercambios misteriosos y de acciones más misteriosas aún con varios compañeros. La chica mantiene una serie de encuentros sexuales con un cliente del restaurante (Julián Sánchez). Una pareja de policías se presenta en la pensión preguntando por el chico.

Contactos es una película clandestina que trata sobre la clandestinidad. Los contactos entre activistas o amantes son furtivos. La cámara espía las situaciones pero nunca se inmiscuye en ellas. El montaje nos impide establecer una relación causal entre las escenas. En ocasiones, sobre todo en exteriores, ni siquiera nos es dado escuchar los intercambios verbales entre los personajes. Pero, a pesar de esta presencia del exterior -siempre la misma esquina con una señal bien visible de prohibido el paso-, la acción se desarrolla en una serie de interiores limitados, aprisionando a los personajes en lo que muchos han visto como una metáfora de la España franquista. Huelga pues que incidamos nosotros en ello.