índice del sitio
Inicio | Películas contadas | Perfiles | Canon | Blog | Sobre DQVlapeli | Contacto | Política de la comunidad | Aviso legal© 2025 Dequevalapeli.com
Toledo a principios del siglo XVI. María de Pacheco jura vengar la muerte de su marido, el comunero Juan de Padilla, ajusticiado por haberse levantado en armas contra el emperador Carlos.
GÉNERO: Historia
La leona de Castilla (Juan de Orduña, 1951)
Auténtica filigrana tuvo que hacer el guionista Vicente Escrivá para acoplar la Historia del levantamiento de las Comunidades de Castilla y de la resistencia numantina de María de Pacheco, viuda de Padilla, contra el emperador Carlos con los intereses ideológicos de España y del franquismo de los primeros años cincuenta.
Tras el gran éxito de Locura de amor (Juan de Orduña, 1948), Amparo Rivelles sustituye a Aurora Bautista en una nueva lectura de la construcción del Imperio español a principios del siglo XVI. La locución inicial, sobre imágenes del Tajo a su paso por Toledo, y del Duero desembocando en Oporto, nos indica el sentido de la lectura al tiempo que nos introduce en el universo romántico entendido al modo Cifesa. La lápida de la tumba de María de Padilla se encuentra en una abadía en ruinas, cubierta de yedra.
La gesta liberal urdida por el dramaturgo Francisco Villespesa queda radicalmente tergiversada al presentar a la heroína como representante de la sempiterna "rebeledía" que late en los corazones ibéricos, encerrados en sus viejos feudos y ajenos a la alta misión evangelizadora que constituye el destino de España.
El largo flashback que constituye la película muestra el regreso del comunero Juan de Padilla (Antonio Casas) junto a su mujer (Amparo Rivelles) y su hijo, antes de ser definitivamente derrotado en la batalla de Villalar. Padilla, Bravo y Maldonado son ejecutados públicamente y el verdugo muestra las cabezas a la muchedumbre. María de Pacheco jura venganza y, con la colaboración del fiel duque de Medina Sidonia (el portugués Virgilio Teixeira), acaudilla la resistencia de Toledo.
A pesar del gran despliegue visual orquestado por la productora con la colaboración de la escenografía de Sigfredo Burman y la fotografía de Alfredo Fraile, La leona de Castilla obtuvo una pobre calificación oficial, que supuso un nuevo tropezón en la declinante trayectoria de Cifesa.