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Parodia del lenguaje publicitario.
GÉNERO: Documental,Experimental
No contéis con los dedos (Pere Portabella, 1967)
El nacimiento de Filmscontacto pasaba por la creación de cuatro cortometrajes: Una historia vertical de Joaquín Jordá, + x – y La Cenicienta de Jacinto Esteva, Las cinco caras del cubo del arquitecto Ricardo Bofill y Carmen de Portabella. Las desavenencias en el seno del grupo dieron lugar a que los dos primeros se integraran en Dante no es únicamente severo (1968), la película manifiesto de la Escuela de Barcelona, como ya hemos dicho alguna vez. Y aunque Portabella se autoexcluyó, No compteu amb els dits -título en lengua vernácula que no podrá recuperar hasta la Transición- no deja de participar de varias de las características del movimiento. Por ejemplo, su fascinación por el lenguaje publicitario y por las modelos. De hecho, la media hora de metraje se articula en torno a lo que podría haber sido una colección de spots proyectados antes de la película base del programa. Spots desarticulados y largometraje de arte y ensayo, eso sí. En Madrid se proyectó con Lola (Lola, Jacques Demy, 1960) en el Palace —mientras en el Infantas se estrenaba Fata Morgana (Vicente Aranda, 1968)— y en Barcelona, en el Publi, con Der junge Törless (El joven Toerless, Volker Schloendorff, 1966).
Compuestos junto al poeta Joan Brossa, los veintiocho fragmentos que componen el mediometraje carecen de argumento narrativo e incluso los que se presentan como posibles anuncios tienen un fin lírico o ideológico, nunca comercial. En este contrapunto entre imagen, locución y música —compuesta por Josep Maria Mestres Quadreny e interpretada al piano por Carles Santos— se dan la mano un surrealismo de raíz claramente buñuelesca y la fagocitación del consumo y de lo popular por parte de artistas o cineastas pop como Andy Warhol, Roy Litchenstein o William Klein. La presencia de Mario Cabré enlaza esta obra preliminar con Nocturno 29 (Pere Portabella, 1968), en la que Portabella adoptará una estructura análoga en formato de largo metraje y en un intento de poner en cuestión el propio lenguaje cinematográfico.