El ídolo (1952)

El ídolo (Pierre Chenal, 1952)

Pierre Chenal, nacido en Bélgica de origen judío, tiene que abandonar Francia con la Ocupación por parte del ejército alemán. Recala entonces en Argentina, donde sigue dirigiendo cine hasta el armisticio. Aunque regresa entonces a Francia su filmografía conoce un  nuevo paréntesis latinoamericano entre 1952, cuando rueda dos largometrajes en Chile protahgonizados por su mujer, la actriz de origen checo Florence Marly.

En El ídolo encarna a Cristina, una mujer caprichosa, amante del lujo y las fiestas, a la que su marido, el actor Jorge Arnaud (Alberto Closas) se desvive por contentar. Sin embargo, su condición de estrella de la pantalla y pundonoroso actor teatral apenas le deja tiempo para asistir a las fiestas que ella organiza. Durante una de ellas, la discusión suibe de tono y Jorge le dice que no quiere volver a verla. Ella, despechada, recurre al doctor Bermúndez (Eduardo Naveda), un amigo de ambos, parq que la acompañe en un viaje a Viña del Mar. Quiere el azar que la habitación del hotel en la que se hospeda haya estado ocupada por una millonaria estadounidense y que un ladronzuelo (Domingo Tessier) intente el robo de sus joyas. Cristina muere accidentalmente durante el forcejeo. El doctor Bermúdez escapa para no verse comprometido. Jorge, que ha acudido al ballet en compañía de Elena (Elisa Galvé), la hermana de Cristina -que, para colmo, está enamorada de él-, recibe la fatal noticia cuando regresan a casa. Atormentado por la culpabilidad, el actor intentará por todos los medios descubrir al asesino y vengar la meurte de su esposa, aunque el proceso pueda conducirle a la locura..

Parece que hubiéramos llegado al final pero la película sigue acumulando giros inesperados y personajes secundarios que, repentinamente, cobran un protagonismo inusitado. El guión, construido al parecer con cierta premura al fallar el proyecto inicial para el que estaba contratado Chenal, se va desenvolviendo así como a bandazos, dejando las acciones de los personajes al albur de la conveniencia de las situaciones, lo que no le impide al director crear atmósferas interesantes y aplicar algunas soluciones caligráficas que ya había ensayado en L'alibi (1936), La maison du Maltais (1938) o Le dernier tournant (1939), primera adaptación de la novela de James M. Cain The Postman Always Rings Twice.

Aunque en principio no parece que el oficio de Jorge Arnaud tenga demasiada relación con la trama, más allá de la situación de tensión en la que vive el personaje, poco a poco las escenas ocurridas en sus rodajes y en la realidad, los flashbacks y las reconstrucciones policiales van conformando un mosaico de ecos, revisiones y nuevos puntos de vista que constituyen lo más interesante de la cinta. Además, el hecho de que la protagonista femenina de Psycho (Psicosis, 1960) muriera a los veinte minutos de metraje se consideró en 1960 una genialidad por parte de Hitchcock que no deberíamos negarle a Pierre Chenal en 1952.