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Un santón hindú y su amante ofertan ritos vudú a la buena sociedad londinense.
GÉNERO: Terror
La rebelión de las muertas (León Klimovsky, 1973)
En plena fiebre de hippismo y fervor por los gurús de la India, Krisna (Paul Nashy) y su ayudante Kala (MIrta Miller) ofrecen consuelo espiritual a las gentes crédulas de la alta sociedad londinense. Elvire (Romy), cuya prima ha muerto asesinada, es una de ellas. A la cita con el santón le acompaña el escéptico doctor Redgrave (Vic Winner). El gurú les invita a unirse a la comunidad que va a montar en una mansión en el campo.
Esa misma noche, un tipo con una máscara grotesca que en el prólogo resucitó a la prima de Elvire mediante un rito vudú entra en su casa con la muerta viviente, asesina a su familia e intenta acabar con su vida. La intervención de la policía la salva en el último instante. Estos sucesos precipitan su marcha a la "casa del diablo", la mansión de Krisna. El jefe de estación (Luis Ciges) le ha informado de la leyenda de satanismo que guarda el lugar y la primera noche Elvire sueña que su anfitrión es el misimísimo Satán, con patas y cuernos de macho cabrío.
El batiburrillo de referencias del guión de Paul Naschy, con el asesinato de Sharon Tate como motivo principal de inspiración, recibe un tratamiento visual por parte de Klimovsky notablemente homogeneizador. El uso continuo de grandes angulares y de la cámara lenta, amén de un humor de cariz grotesco y un evidente regusto a serial, confieren coherencia a una producción que se encuentra entre las más imaginativas de Klimovsky y de la productora catalana Profilmes, En los títulos de credito el nombre de Ricardo Muñoz Suay figura junto al de Pérez Giner. Una vez más estos realizaron una doble versión para su distribución fuera de España, con la inserción de breves desnudos de sus protagonistas femeninas.
La partitura "groove" de Juan Carlos Calderón resulta tan ajena a la narración como de costumbre en la filmografía de Klimovsky, aunque en esta ocasión quede justificada por la localización londinense.