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Un empleado de una empresa hace de hombre de paja para los negocios sucios orquestados por los miembros del consejo de dministración. Cundo los manejos salen a la luz, todos temen que tire de la manta.
GÉNERO: Comedia,Política
Cara al sol que más calienta / Casa de citas (Jesús Yagüe, 1977)
Cara al sol que más calienta es uno de aquellos esperpentos cinematográficos que fueron flor de un día durante la Transición. No es extraño viendo quien se encuentra tras su gestación. Los argumentistas son Fernando Fernán-Gómez y Emmanuela Betrán, que no es otra que su ya entonces compañera Emma Cohen. El primer tratamiento es obra de Jesús Yagüe en colaboración con la periodista Carmen Rigalt. Al ver que el guión no levanta el vuelo, la productora Lotus Films y Yagüe recurren a un guionista y actor afín a Fernán-Gómez: Perico Beltrán. Pero su fama de bohemio es tal, que, según Yagüe, lo tuvo encerrado bajo llave en su casa escribiendo desde el anochecer al amanecer, hasta tener el libreto completamente terminado. Pero, para entonces surge la posibilidad de coproducción con México, lo que descabala el reparto inicial al intruducir a última hora en el reparto a Isela Vega y a Mauricio Garcés.
La historia desarrolla los líos económicos de una empresa ligada al Opus Dei. Andrés Chozas (Garcés) es el responsable de expansión comercial del emporio y mantiene relaciones con una postituta llamada Nati (Isela Vega) a la que ha prometido ayudarla en la compra de un burdel. El negocio se resuelve gracias a Luciano Guerrero (José Luis López Vázquez), un empleado servil que termina actuando como testaferro de los empresarios. Es así como compra Los Manantiales, una casa en el campo a la que piensa llevarse a vivir a su hijo Carlitos (Jesús Alcaide), un retrasado mental en celo perpetuo y aquejado de brotes de violencia imprevisibles. Claro que Chozas ha prometido la casa a Nati y tiene otros planes para ella: utilizarla como centro de operaciones para retiros espirituales en los que, una vez neutralizado el director de los ejercicios (José Lifante), el resto de los consejeros puedan gozar de carne joven o de cualquier parafilia. Las cosas se tuercen cuando la prensa revela el escándalo de un programa subvencionado de exportación de libros a Latinoamérica que no son otra cosa que guías telefónicas. En el momento en que Luciano ha encontrado por fin la felicidad junto a Nati, deberá asumir la responsabilidad por los delitos que ha cometido en nombre de otros.
Aparte del choque que producen los intérpretes aztecas -por más que estén convenientemente doblados-, el principal problema de Cara al sol que más calienta es su nulo sentido de la progresión. La acción avanza como trompicada, a golpe de hallazgo delirante: la conversión de los lienzos erotizantes en aleccionadoras estampas morales del infierno, lel grupo de fascistas italianos que vienen a rendir tributo al fresco de Mussolini que se conserva en los baños de la casa o el delirio del director de los ejercicios espirituales que se ve a sí mismo como un arcángel San Gabriel vengador, pero con una espada fláccida... Es una pena que Yagüe no tenga pulso suficiente para mantener el timón firme. De haber sido así, podríamos estar hablando de una cinta parangonable a Las truchas (José Luis García Sánchez, 1978) o Cinco tenedores (Fernando Fernan-Gómez, 1979).