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Soledad sigue hasta la cárcel de Córdoba al hombre a quien ama, acusado del asesinato de su rival amoroso.
GÉNERO: Drama rural,Zarzuela
Carceleras (José Buchs, 1922)
El drama lírico Carceleras, con libreto de Ricardo Rodríguez Flores y música del maestro Vicente Peydró se estrenó en Valencia en 1901. Sus autores plantearon una pequeña revolución al prescindir de los elementos humorísticos del sainete lírico por cuyo sendero se encaminaba por aquel entonces la zarzuela, para tejer el drama con los mimbres del naturalismo de corte genionalista, como había hecho Pietro Mascagni en 1890 con Cavalleria rusticana. La jugada surtió efecto y Carceleras constituyó un auténtico éxito y llegó a formar parte del repertorio, por lo que no es extraño que José Buchs recurriera ella en 1922 para prorrogar el éxito obtenido con la adaptación, el año anterior, de La verbena de la Paloma (José Buchs, 1921).
La acción del libreto se concentra en la segunda parte de la cinta, en tanto que los antecedentes que en el drama se dan por el diálogo, se dramatizan durante la primera mitad. Asistimos así al aprecio que los hombres de un cortijo cordobés hacen de las muchas virtudes de la pizpireta Soledad (Elisa Ruiz Romero “La Romerito”). Aunque ella está enamorada de Gabriel (José Romeu), la prentenden Pacorro (José Rogés) y Jesús (Manuel Alicar), éste último calladamente y desde la distancia. Una noche en que Pacorro ronda a la muchacha, alguien dispara contra él. Gabriel es detenido y conducido a prisión en Córdoba. Pero el amor de Soledad es más fuerte que las convenciones y le sigue hasta la ciudad, donde aguardará a que sea libre. Gabriel la hace entonces su mujer sin pasar por la vicaría.
Pero he aquí que un buen día la abandona. Vuelve al cortijo e, inesperadamente, el patrón, don Matías (Modesto Rivas), le concede la mano de su hija Lola (Aurora Ruiz Romero). Soledad olvida su orgullo y regresa al cortijo para pedirle explicaciones a su amante. Sin embargo, una vez allí, el señor Matías intenta violarla. Se descubre entonces, flashback mediante, que fue él quien asesinó a Pacorro y que Gabriel aceptó asumir la condena a cambio de la mano de su hija. Soledad rechaza sus pretensiones y, cuando se va a celebrar la boda entre Gabriel y Lola, se presenta en el cortijo. La tragedia es inevitable.
La localización de la acción en Córdoba permite a Buchs –y al director de fotografía José María Maristany- recrearse en un buen número de rincones turísticos de la ciudad y en algunas faenas del campo, ciñéndose en el resto de las escenas a los interiores y exteriores del cortijo. Es en estas ocasiones cuando Buchs se atiene a la puesta en escena frontal en planos de conjunto con reminiscencias teatrales. Sin embargo, la orquestación del flashback, recurriendo a un nuevo punto de vista de unos hechos que en el primer acto nos habían sido revelados sólo parcialmente lo sitúan un escalón por encima de la mediocridad que suele asociarse su cine, tendente al desaliño.
La borrachera del tío Chupitos (José Montengro) le proporciona, además, ocasión para ensayar algunas sobreimpresiones y dotar de un alivio cómico al drama, reforzado con la presencia, en el último tramos de la cinta, del cómico Antonio Gil Varela “Varillas” en el papel de monaguillo trapisondista.