Los violadores del amanecer (1978)

Los violadores del amanecer (Ignacio F. Iquino, 1978)

El arranque de Los violadores del amanecer no puede ser más brutal. Cuatro jóvenes en un coche abordan a una joven en un descampado, la llevan a la casa de la abuela de uno de ellos y allí la violan. Tres violaciones más jalonan el metraje de la película. Iquino rueda estas escenas como José Antonio de la Loma las persecuciones de coches. Pero, a pesar de la inclusión de un reportaje con reivindicaciones a favor de los derechos de la mujer, la planificación favorece repetidamente la exposición de su cuerpo desnudo, en tanto que el montaje subraya la violencia de las acciones de los hombres. Es una dualidad presente en esa parte de su filmografía como director o productor que Iquino plantea como denuncia de la realidad inmediata: Los gamberros (Juan Lladó, 1954), Juventud a la intemperie (Ignacio F. Iquino, 1961) o ¿Y ahora qué, señor fiscal? (León Klimovsky, 1977).

Uno de los protagonistas, sometido por la policía a un careo con su padre, se justifica por la falta de educación una educación sexual adecuada. Lo que para él -y probablemente para Iquino, que firma el guión con el seudónimo de Steve McCoy- significa que debió habérselo llevado "de putas" en la pubertad. Con idéntico criterio, ante el suicidio de una de las chicas a la que la beatería de su familia empuja a llevar adelante el embarazo fruto de la violación, el consejero espiritual de la tía, un sacerdote, afirma categórico que un aborto a tiempo hubiera salvado su vida.