¡Centinela, alerta! (1936)

¡Centinela, alerta! (Jean Grémillon, 1936)

La cuarta producción de Filmófono -y la última en España- es supuestamente un original de Carlos Arniches, aunque al parecer le sirven de inspiración algunas situaciones de la zarzuela La alegría del batallón (1909). Dirige Grémillon, que ya había estado en España dos años antes dirigiendo otra adaptación de una obra lírica La Dolores (1934). Su huella se puede apreciar en todo caso en el lirismo de algunos exteriores, aunque la impronta de Buñuel como jefe de producción y supervisor es evidente y hay numerosos elementos reciclados de Don Quintín, el amargao (Luis Marquina, 1935) y ¿Quién me quiere a mí? (José Luis Sánez de Heredia, 1936).

Cruce de comedia cuartelera y melodrama de madre soltera, la cinta cuenta cómo los quintos Angelillo (el cantante Ángel Sampedro "Angelillo") y Tiburcio (Luis Heredia) deciden hacerse cargo de la inocente Candelas (Ana María Custodio) y su hija recién nacida, abandonadas por un señorito calavera (José María Linares-Rivas). Gracias a su creciente fama como cantante, Angelillo pone un estanco en el que Candela se puede ganar la vida con la expendeduría de labores de tabaco y timbres postales, en tanto que Tiburcio ejerce de limpiabotas. Pero un día aparece por allí el padre de la criatura (Mari-Tere), recién salido de la cásrcel y dispuesto a camelarse a la madre para robar en el establecimiento. Angelillo cree que la mujer a la que ama y su amigo le han traicionado y decide embarcarse para América, pero en la noche de su última actuación en España se enfrentará a la verdad del amor de Candelas.

Salpimentada por un puñado de canciones compuestas por Daniel Montorio, ¡Centinela, alerta! va alternando sketches cómicos protagonizados por Tiburcio y escenas dramáticas por cuenta de Candelas. Nada de ello parece apropiado cuando la película se estrena en el Madrid bombardeado de la primavera de 1937. El golpe militar del 18 de julio de 1936 ha sorprendido al equipo finalizando la postptoducción y preparando el lanzamiento de la cinta para septiembre. Las reacciones a la liviandad de su tratamiento dramático y las chuflas sobre la vida militar suenan casi a burla en la España leal a la República.

Grémillon, que no habría podido terminar el rodaje por encontrarse enfermo, según algunos testimonios ni debió de sentirse cómodo con los plazos ni con los métodos de producción de Buñuel. Acaba de realizar en los estudios alemanes de Neubabelsberg dos comedias de baja graduación que, al parecer, no le han satisfecho —Vals royale (1936) y Les pattes de mouche (1936)— y va a regresar a Alemania para rodar, con producción de Raoul Ploquin dos de sus obras mayores: Gueule d'amour (1937), con Gabin, y L'étrange Monsieur Victor (1938), con Raimu.