La encrucijada (1960)

La encrucijada (Alfonso Balcázar, 1960)

La encrucijada planteada por Alfonso Balcázar no es única, sino que atañe a cada personaje de esta historia ambientada en una Guerra Civil española tan deslocalizada como improbable.

Sandra (Analía Gadé) debe decidir entre su fidelidad a Max (Roberto Camardiel) o su pasión por Javier (Jean-Claude Pascal); éste, entre su beneficio inmediato al pasar a los evadidos de España por las rutas del antiguo contrabando y la asunción de la inmoralidad de su comportamiento; el padre Antonio (Jaime Avellán) entre escapar a la persecución anticlerical o su sacrificio en aras de la libertad de los demás; el comandante republicano (Carlos Casaravilla), entre sus tratos con el contrabandista y la presión del comisario político para que encuentre y ejecute al cura…

Todos ellos se comportarán de acuerdo con lo que la Censura española esperaba de ellos. Por el camino, un proceso en el que no es difícil localizar las fuentes del argumento en dos películas de Humphrey Bogart –Casablanca (Casablanca, Michael Curtiz, 1942) y To Have and Have Not (Tener y no tener, Howard Hawks, 1944)-, alguna decisión perfectamente inverosímil, como que los fugitivos atraviesen la frontera a plena luz del día o como que en un pueblo minúsculo ocupado por las tropas republicanas nadie sospeche de las actividades ilícitas de Javier, y, sobre todo, esa especie de limbo genérico al que se adscribe la película en el que a los elementos propios del western y del cine de aventuras se les superpone esta trama de persecución religiosa que había sido el pan nuestro de cada día del cine español seis u ocho años atrás. Esta circunstancia queda reforzada por la fotografía expresionista de Alfredo Fraile, que dota al conjunto de un intenso halo formalista.