Chicas de club (1970)

Chicas de club (Cántico) (Jorge Grau, 1970)

La película arranca como una encuesta sobre los clubs de alterne. Vecinos, sacerdotes, abogados, médicos y clientes contestan a las preguntas que el propio director les hace micrófono en mano, confirmando el formato de reportaje. Luego, algunas chicas relatan sus experiencias cotidianas y las circunstancias que las han decidido a dedicarse a esa vida. Pequeñas reconstrucciones estilizadas nos van preparando para la ficción en torno a Elisa (Elisa Laguna), que quiere ser una radiografía global de todas ellas.

Es entonces cuando accedemos al interior del club y a una ficción sobre el propio rodaje en la que un personaje (Fernando Hilbeck) asume el papel de director que está preparando una película sobre las chicas. La negativa taxativa de Elisa a contarle su vida, se ve desmentida por una serie de flashbacks de carácter onírico en el que el padrino (Fernando Rey) de una Elisa preadolescente (Kiti Manver) asume el papel de ogro, en tanto que una serie de símbolos -un caballo blanco escapado del establo, una serpiente amenazante...- confieren a estos recuerdos la condición de fábula sobre un innombrable estupro.

Cántico -que tal era su título antes de que la productora lo cambiara para el estreno por el más comercial de Chicas de club- se convierte así en un juego de cajas chinas, donde unos registros genéricos van acomodándose en el interior de otros. Si el orden de lectura es el tradicional, esta última operación serviría para legitimar el carácter netamente morboso y de explotación que la cinta ha planteado en el primer acto y cuya conclusión defrauda. Siendo una pelicula de Grau para la sofisticada X Films hemos de suponer que se nos propone la lectura contraria: la única manera de hacer entrar al público en el mundo metafórico es irle tendiendo sucesivas añagazas que lo conduzcan hasta donde nosotros deseamos.