Manchas de sangre en un coche nuevo (1974)

Manchas de sangre en un coche nuevo (Antonio Mercero, 1974)

Ricardo (José Luis López Vázquez) es un perfecto burgués con una esposa bellísima (Lucía Bosé), una amante joven (May Heatherly), una boyante empresa dedicada a la restauración de obras de arte y un flamante coche nuevo. Sin embargo, hay algo que le atormenta: no haber podido tener hijos.

El día que estrena el nuevo coche se da de manos a boca en una carretera solitaria con un accidente automovilístico. El conductor y su hijo piden auxilio, pero Ricardo piensa en que el coche se le puede manchar de sangre y decide abandonarlos a su suerte. El automóvil estrellado explota. A partir de ese momento, Ricardo empezará a sufrir alucinaciones en las que el asiento trasero de su coche se llena de sangre. Como en un "pentimento" de los cuadros que restauran en su empresa, la herida psicológica que le atormenta aflorará bajo la capa de respetabilidad burguesa que recubre su vida.

Respaldado por el trabajo de López Vázquez, con el que ya había colaborado en La cabina (1972), Mercero vuelve al cine tras una década dedicado a la televisión con esta intriga psicológica desdibujada en el último tramo por la necesidad de subrayar la resonancia social en lo que acaso no fuera más que una fábula ética sobre el individualismo. En cambio, el estrambote, que en su día pudo ser visto como un aggiornamento a la nueva moral amatoria, se ve hoy como una metáfora diáfana de la continuidad de la explotación -laboral y sexual- que la burguesía hace de las clases subalternas a su servicio.