Muchos hijos, un mono y un castillo (2017)

Por Dqvlapeli Blog - De qué va ... - 21/01/2018

Muchos hijos, un mono y un castillo (Gustavo Salmerón, 2017)

No conocemos los intríngulis de la producción de Muchos hijos, un mono y un castillo. No conocemos nada que lo que se nos cuenta desde la pantalla.

Intuimos entonces que lo que se preveía grabación plácida de las excentricidades de su madre por parte del actor Gustavo Salmerón, deviene metáfora de la historia inmediata de España cuando la crisis económica golpea a la familia y Julita Salmerón, la matriarca, debe renunciar al castillo donde siempre soñó vivir.

El "macguffin" de la historia son dos vértebras de la bisabuela asesinada durante la Guerra Civil, guardadas celosamente por Julita desde la infancia y extraviadas entre la multitud de objetos inútiles que se han ido acumulando en el castillo y en una nave industrial que sirve de almacén a la familia, a lo largo de las últimas décadas. Dos vértebras que se han convertido en reliquias a las que Julita no quiere renunciar y que sus hijos están empeñados en enterrar, como el resto de un pasado que se hace omnipresente en el metraje.

"Macguffin", decíamos, porque el meollo del relato es la supervivencia de la familia en un núcleo de aislamiento -físico, social, histórico...- promovido por la madre, del que son expulsados con violencia inusitada. Lo que de manual de autoayuda -al mal tiempo, buena cara- pudiera tener el argumento es objeto de reevaluación gracias a unas tremendas dosis de humor negro y de regusto macabro, que confieren al conjunto una cualidad delirante de regusto surrealista.